March 10th, 2023
by Pneumadelic Blog
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Antes de entrar en detalle sobre el tema de escuchar la voz de Jesús, quiero contarles a modo de confidencia y honestidad, que es la primera vez en que paso días y un tiempo considerado, tratando de escuchar Su Voz con claridad para poder transcribirla de forma fiel. También, que es mi reinicio en la escritura después de un largo tiempo lejos de las líneas literarias.
Si el tema es escuchar la voz de Jesús, ¿por qué el título es Mesa para dos?
Si el tema es escuchar la voz de Jesús, ¿por qué el título es Mesa para dos?
No hace mucho tiempo, trabajé como mesero para restaurantes de un alto nivel gastronómico y con mucha demanda de comensales, en ocasiones vi cómo se arruinaban cenas por una mala disposición de los integrantes de la familia, un disgusto de pareja, una llamada de urgencia por motivo de trabajo, y otras porque nunca llegaron los invitados. Y todo partía desde una mala conversación. Aunque no parezca relevante, una buena cena debe maridar con una buena conversación, al punto de casi sentir que la comida pasa a armonizar. El salmo veintitrés muestra a Jesús como nuestro pastor y a nosotros como ovejas, que pastamos en prados verdes y que saciamos nuestra sed en aguas tranquilas. En otras palabras, él es nuestro anfitrión y nos conduce a la mesa, que ya está servida.
Recuerdo bien la conferencia profética que se llevó a cabo hace un año atrás, entre a un salón profético y las palabras que recibí por medio de aquel muchacho, fueron honestas y en parte confusas: “El Señor te está invitando a la mesa, desea tratarte como a la realeza en una cena para los dos.”
Sin mentir, yo creí por mucho tiempo que ya habíamos cenado, y que yo, ya estaba degustando de un postre o, en su defecto, de un café, para amenizar lo comido (metafóricamente). Esto empezó a tallar mi cabeza muchísimo y descubrí que estaba sentado a la mesa, pero no estaba cenando con él, ni él conmigo (Ap 3:20). Por esta razón he querido puntuar dos tips para que no te pase lo que a mí me venía sucediendo.
No lleves comida de casa
Imagínate la siguiente escena. Te sientas a la mesa, el anfitrión te mira y sonríe, está muy contento de que hayas llegado. Da la señal a los meseros y encargados del servicio; pueden iniciar haciendo el montaje de los cubiertos. Mientras esto sucede, traen la botella de vino más costosa y fina de la carta. Parece un acto tan solemne, que el mesero encargado, con elegancia y gourmet, descorcha el vino, sirve un trago corto en la copa para rojearlo y así despertar los atributos de esa lujosa y costosa botella. Seguido de ello, llenan tu copa y se disponen a servir en tu plato la especialidad del chef, la receta que le llevó a obtener una estrella Michelin. No hay tiempo de disfrutar el vino porque llegaste tarde y tienes afán, debes volver pronto a casa, y de repente tú, afanosamente, extiendes la mano en señal de alto, y dices: "No es necesario, yo traje mi propia cena".
Amigo, sé que parece irreal, pero ha pasado y seguirá pasando, tanto en la cotidianidad de los restaurantes, como en la realidad de una cena con el Señor Jesús. No estoy tratando de quitarle validez a nuestra ración y menos de darme crédito de superioridad, por el contrario, si alguien ve que estoy llevando mi propia cena ante Jesús, por favor no lo permita. La comida de casa nos distrae de una excelente velada, indispone al anfitrión y corta de manera veraz toda interacción honesta y real. Por fortuna nuestro anfitrión no se ofende, ¡solo sonríe! Aún no pierde la esperanza de poder entablar una verdadera conversación. En la masterclass de Reveland, Scott habla de la importancia de la sanidad por medio de la cena del Señor Jesús. Evadir o negarnos a cenar con Jesús es evadir y negar la necesidad y posibilidad de ser sanos. Continuemos con nuestro intento de cena.
No hagas preguntas irrelevantes
El anfitrión hizo caso omiso al desplante de la cena y prosigue en su objetivo, conversar contigo de cosas del reino. Quiere darte una revelación que cambie el rumbo de tu vida y de tus generaciones. Quiere mirarte a los ojos y decirte:
—Amigo, quiero contarte algo que espero suceda pronto.
—Amigo, quiero contarte algo que espero suceda pronto.
Y tú decides preguntar la hora, sacas tu teléfono, y cada dos minutos lo miras de nuevo, afanado porque ya es tarde. Él trata de mantener tu concentración en lo que está diciéndote, pero tu manera distraída solo hace que veas unos labios moverse, pero sin hallar un contenido lo suficientemente importante para ti. Él se queda en silencio al finalizar, y tú solo dices:
—Perdona, ¿qué decías? Me quedé pensando en la cuenta. ¿Te ayudo con algo? ¿Pagamos en partes iguales?
—Perdona, ¿qué decías? Me quedé pensando en la cuenta. ¿Te ayudo con algo? ¿Pagamos en partes iguales?
Sigue siendo ilógico, pero sucede. Si hablamos de los restaurantes, es muy común, y metafóricamente en nuestra cena, más que cierto. Recuerdo que, en algunos pequeños pensamientos antes escritos, imaginaba invitando a Jesús a tomar un café, pero mi postura no era de conversar, era más bien de realizarle un cuestionario sin fin, o de una entrevista para un periódico. Y escuche su voz amable y contundente a la vez:
—Estoy cansado de tomar café, quiero que cenemos.
—Estoy cansado de tomar café, quiero que cenemos.
Decidí hace poco hacerlo. Pero en esta ocasión el invitado especial es él, no quiero decir que hace poco me convertí en cristiano, quiero decir que hace poco sé qué es ser cristiano. Gálatas 5:24 habla de que con Cristo estoy juntamente crucificado, habla de juntamente con Jesús padezco las circunstancias, y escucho con atención lo que dice. Me entristecen o alegran sus palabras, y disfrutamos mutuamente de la compañía.
Confortará mi alma y la guiará por sendas de justicia. (Salmo 23) Hará lo necesario para hacerme sentir menos mal de como me siento, pero me hablará con honestidad de lo que necesito. Mientras parte el pan y me convida de su delicioso vino.
Breiner Torres es un hombre formado en cine y tv. Honesto y siempre dispuesto a servir, terco pero también sincero, fuerte pero a la vez protector. Se congrega en la iglesia La Casa, en donde junto a su esposa Carol, sirven al Señor.
La foto de portada es de Priscilla Du Preez en Subsplash.
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2 Comments
Que escrito tan confortante y retador, aunque trae tranquilidad al mismo tiempo nos invita a hacer una retrospeccion de como nos estamos comportando en la mejor cena y la única que vale la pena estar. Gracias por esta linda reflexión ha llenado por completo mi corazón â¤ï¸
Bendiciones Breine y esposa
Que bello Escrito, gracias Brei.